Permita que le guíe a través de mi taller y que, al mismo tiempo, le encandile un poco con las imágenes, sonidos y textos siguientes. Descubrirá algunas cosas acerca del arte de la construcción de violines y sobre mis investigaciones sobre la acústica de los violines.
Estamos convencidos: un bonito violín es una inversión en alegría de vivir.
La Sala de sonido y la Galería le invitan a comprobar la maestría de mis instrumentos.
El desarrollo de mis instrumentos para concierto demuestra la pasión estética y sonora que son inherentes a todo instrumento extraordinario. De lo contrario, no llevaría mi nombre. El proceso de creación, desde la búsqueda de la madera sonora en los bosques altos hasta el cepillado de la última capa de barniz, requiere varios cientos de horas. Es la firma de una maestría individual, que da vida a cada uno de mis instrumentos convirtiéndolos en una escultura sonora inconfundible. Pero mi vocación como artista solo se consuma cuando consigo darle al músico, con ayuda de mi instrumento, su propia «voz». La obra de arte no es la escultura externa, la que yo creo, la que queda a la vista. Es la escultura sonora que se crea en el mundo interior de los que escuchan los sonidos producidos por el músico al tocar. No se trata de una idea, sino de un hecho: sucede al encontrarse la música producida por el músico y las resonancias que le confiero a mis instrumentos. Uno está al servicio del otro y le otorga su importancia.
La marca pequeña y la etiqueta en el interior de todos mis instrumentos son la firma de mi obra. Las iniciales de mi nombre están dibujadas debajo de la cruz y eso tiene su significado: la oración de mi trabajo es que con el sonido de mis violines se pueda oír el secreto de una bendición, con suavidad y fuerza. Porque estoy convencido de que la música es, en última instancia, una oración hecha sonido.
Martin Schleske, Master Violinmaker
Diploma Physicist-Ing. (FH)
Retrato: © Sr. Teresa Spika, Abtei Venio